Capacidad para construir e impulsar una red profesional a través de canales digitales.
Se relaciona con las competencias: identidad digital, gestión de la información, aprendizaje permanente, creación de contenidos, comunicación eficaz y visión innovadora.
En un mundo digitalizado en el que la red ha adquirido una gran relevancia podemos afirmar que somos lo que conectamos. Internet ha echado por tierra la teoría que dice que todos los seres humanos del planeta estamos conectados a través de seis grados de separación y nos ha puesto a la distancia de un solo click. La llamada web social que surgió como una segunda evolución de Internet, en la que el foco dejó de estar en los contenidos para estar en las personas, se ha consolidado a lo largo de estos años y las redes sociales se han convertido en las auténticas protagonistas de la conexión y participación.
Nos encontramos por tanto en un escenario de juego totalmente diferente al que estábamos acostumbrados, en el que tenemos a nuestro alcance todo el conocimiento y una masa crítica de profesionales de todos los ámbitos de la salud y de fuera de ella, con los que podemos conectar y de los que aprender. Por no hablar de los pacientes, que del mismo modo que acuden a la red para hacer sus compras o contratar un viaje, cada vez más buscan contenidos y respuestas a sus necesidades de salud.
Una de las competencias fundamentales en este nuevo ecosistema digital es el desarrollo de las habilidades necesarias para construir redes profesionales eficaces, por las que poner a circular nuestro conocimiento y de las que extraer todo aquello que resulte de valor para nuestro trabajo. En estos momentos no es mejor profesional el que más conocimiento atesora sino el que es capaz de activar y movilizar su red para acceder a aquella información y recursos que necesita, y trabaja de forma colaborativa gracias a herramientas digitales con otros profesionales que pueden encontrarse a miles de kilómetros de distancia.
Para entender mejor el valor que tiene la red tenemos que dejar de pensar en Internet como en una tecnología por la que circula contenido y hacerlo en términos de grupos de personas con intereses personales y profesionales comunes y que colaboran y participan a gran escala. La diferencia es sutil pero muy importante, porque no siempre hará falta que acudamos a un buscador para encontrar un determinado artículo sino también ser capaces de usar las redes sociales para seguir e interactuar con otros profesionales referentes en nuestro campo de trabajo. Las posibilidades son infinitas y la red tiene la capacidad de adaptarse a nuestras necesidades, de forma que tal y como la configuremos, trabajemos y alimentemos, así será su respuesta.
Las redes sociales se configuran por tanto como los grandes espacios digitales en los confluyen todo tipo de personas, de forma que no solo nos pueden ayudar a construir nuestra identidad digital sino que además resultan perfectas para impulsar nuestra red profesional. Pero no deberíamos pensar en ellas como meros canales de distribución para nuestros contenidos sino hacerlo sabiendo que cada red social tiene sus reglas de participación y matices propios que las diferencian del resto. Por esa razón resulta fundamental que antes de trabajar en ellas dediquemos un tiempo a conocer sus diferencias y cuál es el contexto y tono de participación.
Más allá de los ‘me gusta’ o los retuits, existe todo un ecosistema formado por profesionales que utilizan las redes sociales como medio para conectar con otras personas con las que comparten intereses, de las que pueden aprender a través de los contenidos que circulan por ellas y sobre todo, mediante la conversación que se genera en estos espacios.
Twitter. Es quizás la red social más interesante en estos momentos para un profesional de salud. Su diseño y características hacen que sea ideal para estar al día sobre cualquier tema, permitiendo conversar de una forma muy ágil con cualquier usuario. En Twitter participan muchos profesionales sanitarios que están compartiendo información de interés sobre gran cantidad de temas relacionados con la salud. La capacidad para poder seguir a cualquier persona y estar al tanto de lo que comparte, y la agilidad en las conversaciones que se generan sobre salud alrededor de los llamados hashtags o etiquetas, hacen que esta red sea la preferida de muchos profesionales.
LinkedIn. Es otra de las plataformas más importantes a la hora de construir nuestra red, porque en ella son los propios profesionales los que incluyen un currículum e intereses con la finalidad de que generar oportunidades y conexiones profesionales. Aunque no es tan dinámica como otras redes sociales por ella circulan contenidos de alta calidad y existen grupos profesionales muy interesantes.
Facebook. Es la red más veterana de todas las que aglutinan en este momento la conversación y aunque está más orientada a conectar de una forma más personal, muchos profesionales la están utilizando para compartir contenidos de salud, generar conversación a través de los comentarios y sobre todo, a partir de los grupos temáticos en los que participan muchos profesionales.
Instagram. Aunque empezó como una red muy visual en la que sus usuarios compartían imágenes y más recientemente vídeos de todo tipo, está creciendo con intensidad, sobre todo entre los sectores de profesionales más jóvenes y muchos ya la utilizan para construir su red de contactos y reflejar en ella sus experiencias y aprendizajes profesionales.
Redes científicas como ResearchGate, Mendeley o AcademiaEdu se centran en conectar a investigadores, los cuales comparten su producción científica y crean nuevos lazos con otros profesionales.
Herramientas de mensajería como WhatsApp, Facebook messenger, Telegram o Snapchat, aglutinan también gran parte de la conversación en salud a través de las interacciones que se producen de forma directa y los diferentes grupos.
Un profesional con competencia para trabajar en red es capaz de utilizar las redes sociales, crear y gestionar grupos de trabajo colaborativos, impulsar proyectos a partir de una idea en los que involucrar a otros profesionales, e incluso desarrollar redes y comunidades profesionales para estimular el aprendizaje informal.
Por todo ello, además del conocimiento en el uso de redes sociales debemos también aprender a utilizar las distintas herramientas de trabajo colaborativo que permiten ampliar el concepto de trabajo en equipo, potenciando la comunicación entre profesionales y la coordinación a la hora de aprender en grupo y construir conocimiento. Mediante el trabajo colaborativo cada miembro del grupo aprende más de lo que aprendería si estuviera solo y este conocimiento se produce a partir de las interacciones con otros profesionales, por lo que el resultado es muy enriquecedor y supera la suma del trabajo individual de cada miembro. El éxito de este tipo de trabajo en equipo no reside tanto en el uso de una u otra herramienta sino en la capacidad, implicación y habilidades de sus miembros. De esta forma está condicionado a que todos los miembros tengan claras sus responsabilidades y cooperen para construir un proyecto común.
El nacimiento de la llamada computación en la nube ha permitido el desarrollo de aplicaciones que permiten cubrir nuestras necesidades a la hora de procesar, compartir y almacenar información de forma colaborativa. Las posibilidades que ofrecen estas nuevas herramientas digitales son muy amplias y permiten por ejemplo que varias personas puedan trabajar sobre un mismo contenido desde distintos lugares geográficos, simplemente conectándose desde una página web o aplicación móvil. De esta forma surgen nuevas herramientas dedicadas a compartir información que explotan las capacidades de edición colaborativa y comunicación entre usuarios. En ellas tenemos la capacidad de crear y compartir documentos sobre los que pueden editar varias personas de forma simultánea, subir todo tipo de recursos e interaccionar con el resto de usuarios.
Mencionaremos por último las plataformas de publicación en línea denominadas wikis, que son un tipo de publicación web cuyas páginas se editan directamente desde el navegador y pueden ser modificadas por varios usuarios. Esta forma de generar contenidos convierte a este tipo de plataformas en una excelente herramienta para trabajar de forma colaborativa alrededor de un tema, por lo resultan ideales para generar nuevo conocimiento. El ejemplo más conocido es la famosa Wikipedia escrita por miles de voluntarios en todo el mundo y que contiene más de 43 millones de artículos escritos en 284 idiomas. Este tipo de publicación ha supuesto un cambio disruptivo a la hora de generar información estructurada de forma colaborativa.
Implicaciones de la red para las organizaciones sanitarias
La capacidad de potenciar las redes de trabajo supone una ventaja competitiva y de gran valor para cualquier organización, ya que mejora los procesos de conexión, participación y comunicación entre sus profesionales, lo que redunda en una mejor coordinación y una gestión más eficiente del conocimiento que contienen. Trabajar en red permite el impulso de grupos de trabajo e investigación entre los profesionales de una organización, convirtiéndose en auténticos motores de cambio y de innovación.
Las clásicas herramientas de comunicación interna tienen que dejar paso a las nuevas intranet de tipo social, las cuales sustituyen los flujos de información unidireccionales facilitando la comunicación de tipo horizontal y el trabajo colaborativo entre todos los nodos que componen la organización, y configurándose como ecosistemas por los que circula la información y comunicación, ofreciendo a los profesionales los espacios y herramientas necesarias para la realización de su trabajo.
Finalmente estas redes deben transcender más allá de las propias organizaciones y configurarse de forma que puedan integrar a nodos externos y conectar a los profesionales con otros pares y personas de fuera del sistema que pueden ayudar a enriquecer la red. Las organizaciones dejan de ser silos aislados de conocimiento y se convierten en ecosistemas conectados y permeables al cambio.
Descarga el libro en formato PDF:
7 competencias hacia una salud digital
ÍNDICE DE CONTENIDOS
La salud digital en la sociedad del conocimiento
Presentación de las 7 competencias clave hacia una salud digital
Competencia nº1 Visión innovadora
Competencia nº2 Gestión de la información
Competencia nº3 Identidad digital
Competencia nº5 Aprendizaje permanente
Competencia nº6 Publicación de contenidos
Competencia nº7 Comunicación digital
Conclusiones y llamada a la acción