El auge de las ya no tan ‘nuevas tecnologías’ y sobre todo el desarrollo de Internet está transformando radicalmente nuestra sociedad y la forma en que nos comunicamos los seres humanos.
El aprendizaje no es ajeno a esta revolución y a los tradicionales estilos formales de educación le están sucediendo (y en muchos casos aventajando) nuevas maneras de aprendizaje informal.
Los profesionales de la salud hemos basado nuestro conocimiento curricular en el aprendizaje formal, fundamentalmente a través de Universidades, especialidades y distintos cursos de postgrado.
Nuestra profesión nos obliga a estar continuamente actualizados y en continuo aprendizaje durante toda la vida, lo que se ha llamado el ‘lifelong learning’. Y las obligaciones laborales, turnos, etc., nos empujan a que queramos aprender en cualquier momento, lugar y a través de distintos dispositivos.
El aprendizaje informal es aquel que se realiza fuera del marco formal, espontáneo y no estructurado, que tiene un gran componente social, que se produce en distintos ambientes y que se nutre en gran parte de la web 2.0 y herramientas basadas en Internet.
Conforme pasa el tiempo se va difuminando la división entre aprendizajes formal e informal, ya que las personas combinamos y adaptamos ambos tipos en función de nuestras necesidades. De esta forma obtenemos los conocimientos de forma muy personalizada y cada aprendizaje es distinto.
La naturaleza de la web 2.0 es de tipo colectivo y colaborativo, por lo que el aprendizaje es mucho más enriquecedor cuando se basa en este aspecto social.
Y aquí es donde entran en juego las comunidades de práctica, donde un grupo de personas se reúnen y colaboran en la construcción de conocimiento especializado en torno a un tema. Al ser una experiencia de tipo social, se produce una transferencia de conocimiento entre los distintos nodos de la red que la componen y se basan en la participación y liderazgo compartido.
Un ejemplo de esto es lo que tradicionalmente se hace con en las distintas formas de Escuelas de Pacientes que se organizan para hacer educación para la salud, solo que ahora es cuando se están convirtiendo en auténticas comunidades de práctica, ya que el aprendizaje es más horizontal y se produce entre iguales, nutriéndose todos sus miembros (pacientes y profesionales) del conocimiento de los demás.
Entre las Comunidades de Práctica profesionales destaca Tekuidamos, proyecto liderado por Olga Navarro y que es un buen ejemplo de cómo se puede adquirir conocimiento mediante el aprendizaje informal a través de sesiones online en los que se tratan distintos temas relacionados con el uso de herramientas 2.0 y redes sociales en el ámbito de la salud. Cuenta ya con más de 50 sesiones que se pueden consultar offline y en cada clase participan más de 60 personas.
Y con el tiempo van surgiendo nuevas comunidades, como por ejemplo Socialbiblio, que trata temas sobre biblioteconomía, documentación y gestión de la información.
Parece que las tendencias de futuro en aprendizaje pasan por el aprendizaje social, informal y organizado en torno a comunidades de práctica.
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[…] de potenciar el valor que del aprendizaje formal, pero también el informal, aquel que extraemos de las interacciones en nuestro trabajo con otros profesionales y el generado […]