Voy a empezar esta entrada haciendo una predicción: apostaría una enorme cantidad de dinero a que el 99% de los que estáis leyendo este artículo tenéis vuestro Smartphone a menos de 10 metros de distancia de vosotros (y si no es así es porque estáis cargándolo). Incluso me atrevería a decir que más de la mitad de vosotros estáis leyendo estás líneas a través de esa tecnología.
No hace falta ser un visionario ni un gurú tecnológico para hacer este tipo de predicciones. Tan solo hay que acudir a las fuentes de datos estadísticos para comprobar que la tasa de penetración del teléfono móvil en España (una de las más altas del mundo) es de un 88% (fuente INE) y que prácticamente la mitad de los datos que se mueven por Internet se realizan a través de un móvil. Y si esa información no hace que empieces a plantearte cómo va a ser el futuro de la salud digital quizás deberías saber que mientras el crecimiento anual de usuarios de Internet es del 3% el de aquellos que lo hacen a través de un Smartphone es del 11%.
¿Necesitas más datos? Pues ahí va el último: en España pasamos diariamente más de 2 horas de media de nuestro tiempo mirando la pantalla de nuestro teléfono (el record lo tiene Tailandia con 4H, pero todo se andará…).
Si la aparición de Internet ha supuesto una disrupción en la forma en que accedemos a la información, nos conectamos y comunicamos con otras personas, la integración de esta tecnología dentro de un dispositivo móvil como es el teléfono ha significado que ese acceso, conexión y comunicación ahora sea de forma ubicua. Y este cambio que podría parecer sutil en realidad tiene una importancia tremenda porque ha acortado el tiempo de acceso y la distancia que existe entre una necesidad y su resolución a prácticamente cero.
Google lo sabía, Facebook lo sabía, Amazon lo sabía… Y en general todo aquel que tiene un interés comercial en el uso de Internet se ha preocupado de saberlo. ¿Deberíamos saberlo los profesionales sanitarios? Por supuesto que sí y esa es la misión de este artículo.
En este momento cuando tenemos una duda sobre cualquier tema sacamos nuestro teléfono y entramos en Google; cuando queremos comunicarnos con alguien sacamos nuestro teléfono y accedemos a WhatsApp; cuando queremos registrar un suceso importante en nuestra vida sacamos el teléfono y accedemos a la cámara o grabamos una nota de audio. Y así con todo y cada vez con más frecuencia.
¿Qué pasa entonces con la salud? Pues exactamente lo mismo. Más de la mitad de los ciudadanos realizan búsquedas sobre su salud y acceden a foros, sitios web, blogs, redes sociales, etc. y cada vez lo hacen más en movilidad a través de un teléfono móvil, justo en el momento en que surge la duda o necesidad. Y dentro de poco tiempo vamos a utilizar nuestro teléfono móvil para todo lo relacionado con nuestra salud: desde pedir cita hasta consultar y compartir nuestros datos de salud con quien nosotros queramos, pasando por comunicarnos con nuestros profesionales de forma síncrona en una vídeoconsulta o asíncrona a través de mensajería.
El teléfono móvil va camino de convertirse en el nuevo mando a distancia de nuestra salud
La siguiente pregunta resulta del todo obligatoria ¿estamos preparados tecnológicamente los profesionales y las organizaciones sanitarias para asumir este cambio de tendencia y empezar a dar respuesta a las necesidades de salud en este nuevo contexto? Quizás la respuesta en este momento sea un no, pero lo cierto es que el cambio ya está aquí y va a ser cada día más evidente, por lo que se convierte en una necesidad que antes o después tendrá que ser abordada por todos nosotros.
Durante los últimos 50 años no habíamos vivido un cambio de plataforma tal y como el que vivimos en este momento. Si por entonces hicimos el cambio desde la radio hacia la televisión, ahora lo estamos haciendo desde la televisión hacia el teléfono móvil. El teléfono se ha convertido en la nueva televisión y Google, Facebook, Twitter, etc. son los nuevos canales por los que deberíamos empezar a comunicar salud.
El teléfono se ha convertido en la nueva televisión y Google, Facebook, Twitter, etc. son los nuevos canales por los que deberíamos empezar a comunicar salud.
Como hemos visto la tendencia de crecimiento tanto en su uso respecto a otras herramientas como el ordenador como en el tiempo que pasamos utilizando estos dispositivos es cada vez mayor, lo que debe hacernos pensar que cualquier planteamiento que hagamos sobre salud digital de ahora en adelante debería estar orientado hacia esta tecnología.
Todo ello por supuesto sin olvidarnos de que no deberíamos perder de vista las consabidas brechas y que todavía existe un sector importante de la población a la que puede ser difícil que lleguemos con estas tecnologías (aunque sí a través de otras).
En todo caso tengamos todos estos datos en la cabeza a la hora de plantear soluciones en salud y seamos creativos. Porque el teléfono móvil se ha convertido en un bien de consumo al alcance de cualquier persona y no nos podemos permitir el lujo de dar esta tecnología por sentada sino que deberíamos estar ya pensando en cómo podemos aprovecharlo para nuestros fines sanitarios.
El gran reto que tenemos los profesionales por delante es pensar en el teléfono móvil como la nueva gran oportunidad de innovación en salud que nos permita hacer mejor lo que ya hacemos todos los días y que no es otra cosa que mejorar la salud de las personas.
¿Estamos preparados para pensar en términos móviles?
Fuentes de información:
- Instituto Nacional de Estadística.
- ONTSI (Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información).
- Wearesocial.com
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