En 1999 se publicó el Manifiesto Cluetrain, un compendio de 95 tesis acerca de cómo sus autores pensaban que sería la futura transformación de los mercados tras la irrupción digital. La afirmación que abría el manifiesto era toda una declaración de intenciones porque postulaba que ‘los mercados son conversaciones’. Algo que ahora puede resultar curioso porque si nos leemos en este momento el manifiesto nos sonará como algo racional y acorde a los tiempos en los que vivimos. Pero hay que pensar que en aquellos momentos la llamada web social o 2.0 estaba en su fase embrionaria y redes como Facebook, Twitter ni siquiera existían; la blogosfera era un fenómeno incipiente y los canales de información y comunicación se encontraban disociados. Es decir se trataba de un manifiesto totalmente disruptivo pero con una visión muy clara de cómo la conversación acabaría irrumpiendo en la red e impregnándolo todo.
Han pasado casi 20 años desde su publicación y aunque en el ámbito de la salud llevamos mucho retraso respecto a otros sectores en la incorporación y transformación digital, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la salud también son conversaciones.
Porque en este momento los ciudadanos/pacientes no limitan el uso de Internet en relación con su salud a la mera búsqueda de información, sino que participan cada vez más en todo tipo de comunidades digitales. Padres que interactúan en redes como Facebook para solucionar problemas de salud y mejorar el cuidado de sus hijos; personas con enfermedades crónicas que usan aplicaciones sociales o redes como Personas qué o Redpacientes, en busca del apoyo y consejo de otras personas que están en su misma situación, etc.
Y esta conversación incluye por supuesto a las propias organizaciones sanitarias, que ya están abriendo en muchos casos canales de comunicación para que los ciudadanos puedan informarse sobre los servicios sanitarios y resolver sus dudas de salud. En este sentido la comunicación digital está rompiendo todo tipo de barreras físicas y temporales y tiene la capacidad de transformar nuestra experiencia dentro del sistema sanitario.
La salud es cada vez más una amalgama de conversaciones y tanto los profesionales como las organizaciones tenemos la capacidad de utilizar los nuevos canales digitales para conversar con el ciudadano y hacerle llegar nuestros mensajes de salud. No deberíamos por tanto tener miedo a la hora de experimentar con los nuevos formatos digitales porque tienen la capacidad de ampliar nuestra voz y nos permiten llegar con una mayor precisión a nuestros destinatarios. Se acabó el café para todos.
Esta podría ser nuestra llamada a la acción: tenemos que ser disruptivos en la forma de comunicar en salud, tanto de puertas abiertas hacia la sociedad como entre los propios profesionales y organizaciones.
Resulta necesario que cambiemos nuestra narrativa en salud, apelando a factores como la empatía y las emociones para que nuestros mensajes de salud queden grabados en la memoria de las personas a las que nos dirigimos. Una narrativa que sirva para construir una visión colectiva de cómo queremos que sea la salud del futuro.
[…] En el año 1.999 el visionario Manifiesto Cluetrain afirmó que los mercados son conversaciones, un hecho que se ha visto confirmado tras la eclosión de las redes sociales y del que también hemos hablado en anteriores ocasiones en relación con la salud. […]