Una de las grandes cosas que ha traído Internet ha sido la llamada democratización de la información, de forma que hoy en día cualquier persona tiene a su alcance un océano de conocimiento con el potencial de ayudarle a mejorar su salud.
Esto es a priori una gran ventaja para los ciudadanos, que tienen a un click de distancia todas las respuestas que necesitan y cuando las necesitan. Pero por otro lado, la cantidad de información sigue creciendo de forma exponencial y aunque cada vez son más las personas que buscan en Internet información para su salud, siguen encontrándose con problemas relacionados con la calidad y comprensión de los contenidos, así como un desconocimiento sobre la fiabilidad de fuentes de información. Podríamos decir entonces que disponer de un océano a la puerta de tu casa no asegura que sepas navegar por él.
Esto supone un verdadero problema porque, aunque cada vez más profesionales y organizaciones están dedicando esfuerzos a filtrar e incluso generar sus propios contenidos de salud para que los ciudadanos tengan a su disposición información de calidad, lo cierto es que la realidad manda, y en este caso Google es el árbitro que decide qué vemos y qué no cuando hacemos una búsqueda de salud, porque es el oráculo al que acudimos la inmensa de nosotros cuando queremos satisfacer una duda. Esto se traduce en que o bien somos capaces de posicionarnos en un ‘mercado’ cada vez más competitivo y le caemos bien al Dr. Google, o nuestros contenidos serán simplemente irrelevantes para los ciudadanos. Por muy buenos que sean estos contenidos los criterios que usa el buscador para posicionarlos poco tienen que ver con la calidad en salud.
Ante este problema reto podemos plantear distintas soluciones, que pasarían por el desarrollo de repositorios de información de calidad; una inversión por parte de las organizaciones en posicionamiento en buscadores; o incluso acudir a Google y ayudarle a posicionar los contenidos de salud (ya existe alguna iniciativa al respecto por parte del buscador). Pero sin duda una de las mejores estrategias es mirar hacia delante y ver cuáles son las tendencias y hacia dónde va la web y lo digital, y aplicarlo a la salud. Y en este caso todo apunta a que durante los próximos años la tecnología que más va a cambiar la forma en que buscamos y accedemos a la información en la red va a ser la voz.
Fijémonos en cómo hemos pasado desde una Internet dominada por la web (y ahora redes sociales) a la que accedíamos a través de un ordenador, hacia un momento en el que la tecnología de acceso predominante es el teléfono móvil que nos permite conectarnos en movilidad. La variable determinante que lo está cambiando todo es el TIEMPO: queremos acceder al conocimiento de forma inmediata y ubicua y nos incomoda tener que esperar para hacerlo. Y ahí es donde entran en juego los asistentes de voz.
La búsqueda por voz es ya una realidad y aunque quizás en nuestro entorno sea algo todavía marginal (también lo era la búsqueda desde un Smartphone hace 5 años), lo cierto es que es una tendencia que apunta a ser dominante en muy poco tiempo, ya que tanto el software como la tecnología están listos. De hecho, en Estados Unidos 1 de cada 5 búsquedas realizadas a través de un teléfono se hacen a través de voz y se estima que para el 2020 lo sean prácticamente el 50% de las búsquedas.
Esto significa que dentro de muy poco tiempo gran parte de las búsquedas de información en salud se van a realizar a través de la voz, bien dictando al buscador los términos de búsqueda o bien (y esto me parece mucho más relevante) preguntándole al asistente que muchos de nosotros vamos a tener enchufado en nuestras casas (o instalado en el teléfono) para que nos responda también a través de la voz.
Es posible que la interacción mediante la voz que ahora nos resulta curiosa se acabe convirtiendo en un estándar en comunicación, precisamente porque nos ahorra TIEMPO (recordemos que esta es la variable que está transformando el panorama digital). ¿Imaginas levantarte y mientras te preparas para ir a trabajar recibir un resumen de noticias filtrado de tus fuentes de información favoritas? Pues es algo que ya hace Alexa (el asistente de Amazon y serio rival de Google en los próximos años) a través de los llamados Skills (habilidades). ¿Y encargar tu comida favorita o pedirle al asistente de voz que añada a la lista de cosas por comprar algo que acabas de consumir? Ya existe también.
No tomemos la voz como una tecnología anecdótica, todas las grandes empresas tecnológicas se están posicionando en este mercado. Amazon a la cabeza con su Alexa y su altavoz Echo, Google Home o su asistente, Microsoft con Cortana, Apple con Siri y HomePod, Samsung con Bixby, etc. Apostaría a que todos vamos a terminar con un dispositivo o tecnología similar instalada en nuestras casas y vamos a sacrificar algo más de privacidad a cambio de disponer de esa capacidad de búsqueda instantánea.
En este mercado emergente la gran oportunidad y que puede marcar la diferencia en el ámbito de la salud es que podremos utilizar estos dispositivos para que sean nuestras fuentes de confianza las que nos envíen sus contenidos, eliminando todo el ruido y la desinformación que hasta ahora Google no ha sido capaz de filtrar. Y esto lo conseguiremos a través de los ya mencionados skills que vienen a ser las aplicaciones o canales que podremos tener instalados en nuestro asistente y a las que preguntaremos directamente cuando tengamos una duda. Algo parecido a lo que ya ha desarrollado la Clínica Mayo para el asistente Alexa, de forma que cualquier ciudadano puede instalarlo en su dispositivo y preguntar cualquier duda que tenga sobre salud, y este le responderá a partir de contenidos ya filtrados y validados por la clínica.
¿Te imaginas poder preguntar directamente a través de un asistente de voz a tu hospital, centro de salud o profesional de salud de referencia? Pedir cita, preguntar sobre la dosis o encargar un medicamento, registrar un síntoma, teleasistencia… Las posibilidades que se abren a partir del uso de estos dispositivos en salud son verdaderamente increíbles.
Dejemos entonces de imaginar y empecemos a desarrollar nuestros contenidos y habilidades para este tipo de dispositivos porque muy pronto estaremos resolviendo dudas de salud a cualquier persona sin necesidad de pasar por el tamiz de Google.
Créditos: Foto Alexa voz modificada, vía Shutterstock
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